lunes, 13 de marzo de 2017

El divertido juego del boicot cibernético

Hay un juego muy bonito y fácil de jugar que se llama Boicot.
Siempre ha existido pero al contrario que otros juegos sólo ha comenzado a ser posible en grande con la llegada de los medios de comunicación social. Antes de Facebook, tweeter, etc. ese juego dependía de la buena voluntad de la misma prensa que, como parte del sistema, nos fastidiaba... publicabas una nota en la prensa, si tenías suerte te publicaban incluso una carta al editor. El periódico quedaba bien, te había ofrecido un espacio mínimo, había asegurado la supervivencia de la “libertad de expresión”, antes de hundirte debajo de mil comentarios contrarios... Al final, no importa lo fuertes que fueran tus convicciones, acababas convencido de que el tipo raro eras tú, que eras el último de tus ideas, que a nadie más le importaban los insultos o la propaganda más obscena a favor de tal o cual personaje, corregir la más descarada mentira histórica, o ni siquiera reclamar el más mínimo respeto hacia tal o cual institución... y entonces llegó Internet y todos estuvimos en igualdad de condiciones frente a todos, el individuo con ideas propias frente a la gran empresa subsidiada... esa igualdad tardó años en desarrollarse, y aquellos que más se podían beneficiar de la misma tardaron a veces incluso más tiempo en darse cuenta... y entonces “4chan”, un website de nerds de opiniones gamberras que a menudo caen en lo políticamente incorrecto, derrotó a toda la prensa norteamericana en unas elecciones presidenciales (203 de los 207 grandes periódicos norteamericanos apostaron por el perdedor), una campaña de memes en facebook hizo bajar 800.000 espectadores una gala, y destrozó una película haciéndola perder dinero, logró que una productora se distanciase de una de las actrices de un film cuando esta dijo una serie de disparates, y consiguió que un actor que cada vez que abre la boca mete la pata se largase de España (argentinos lo sentimos mucho, pero mejor vosotros que nosotros...). Y todo eso casi sin esfuerzo, desde casa, con costos mínimos, ahorrándote incluso dinero... Antes amenazabamos con salir a la calle, ahora nos basta con acercarnos a nuestros teclados para que toda una serie de monstruos que dependen en última instancia de nuestro dinero, tiemblen. Y eso está bien... Querían que el pueblo hablase y este lo está haciendo, apagando la tele, dejando de comprar según que libros, de entrar en según que cines...

Eso es bueno, pero antes de comenzar a darnos palmaditas en la espalda es también bueno aceptar las limitaciones de este tipo de activismo. Es un activismo negativo. Es más fácil destrozar una película a boicotear, se puede hacer con algo tan sencillo como publicar espoilers en la red, que rodar una propia. Es un activismo que es más fácil emplear contra grupos, personas o instituciones que dependen del público que contra entes oficiales. Es además un activismo que no crea lazos entre los activistas, que a menudo no se conocen, a los que no se les pide apenas riesgos y responsabilidades, y en consecuencia no sirve para crear un aparato político.

¿Cómo pasar de lo negativo a lo positivo? Creo que esa debería ser una de las cosas sobre las que debatir entre nosotros...

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